PUNTOS CLAVE
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La halitosis es el olor desagradable del aliento.
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La principal causa es la emisión de compuestos volátiles de sulfuro, originados en la boca.
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El tratamiento se basa en corregir la etiología causante y sobre todo en una buena higiene oral.
INTRODUCCIÓN
La halitosis es el olor desagradable del aliento1-6. Es un problema muy frecuente en la población adulta, que también pueden presentar los niños, aunque en este grupo de edad son pocos los estudios realizados sobre su incidencia1.
Desde hace miles de años ya se consideraba un problema, independientemente de culturas o religiones; así se refiere en la Biblia, el Talmud, el Corán, el budismo, papiro de Ebers, escritos griegos y romanos (Plinio El Viejo, Hipócrates). Sin embargo, hasta 1874 no fue escrito el primer tratado sobre halitosis por Joseph Howe –con su libro ˝el aliento y las enfermedades que le dan un olor fétido˝.
ETIOLOGÍA
El 90% de los casos de halitosis tienen su origen en la cavidad oral1-4,6.
Causas orales
Generalmente, el mal olor tiene su origen en la parte posterior de la lengua, donde se acumula el goteo postnasal, partículas de alimento, células descamadas y sangre. Todo este conjunto es hidrolizado por bacterias Gram-negativas anaerobias de la cavidad oral, dando lugar a liberación de compuestos volátiles de sulfuro1-6.
La superficie de la lengua, al ser irregular, con papilas y criptas, favorece el acúmulo de detritus que no son arrastradas por la saliva y la proliferación bacteriana anaerobia, que tiene menor requerimiento de oxígeno.
Los compuestos volátiles de sulfuro favorecen la degradación del colágeno y aumentan la permeabilidad de la mucosa periodontal, todo lo cual favorecería la aparición de gingivitis y enfermedad periodontal que a su vez provoca mayor halitosis1,3,5.
La saliva tiene un papel protector frente a la halitosis, ya que junto a su acción bactericida, tiene un efecto limpiador de la superficie de la lengua, encías y dientes. Por ello es frecuente el mal olor matutino, ya que por la noche se reduce el flujo salivar y su efecto beneficioso2-5.
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Mala higiene oral: da lugar a un acúmulo de restos alimenticios en la superficie de la lengua, espacios interdentales y área subgingival, con la consiguiente proliferación bacteriana y producción de halitosis. Esta suele ser la principal causa de halitosis1-4,6.
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Gingivitis, periodontitis, glositis: se produce inflamación, tejido desvitalizado y hemorragias que aumentan el proceso de putrefacción y sobrecrecimiento bacteriano1-6.
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Patología dental: caries, malposición dental y aparatos de ortodoncia, favorecen la retención de alimento y la inflamación gingival1-6.
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Xerostomía: debida a deshidratación, déficit vitaminas A y B12, anemia, diabetes, enfermedad de Sjögren, medicamentos, quimioterapia, respiración bucal, parotiditis1-6.
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Candidiasis oral: produce un cambio en la mucosa oral. En los niños puede ser debida a corticoides inhalados, uso de antibióticos e inmunosupresión1,2.
Causas otorrinolaringológicas
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Nasales: toda patología que cause obstrucción o inflamación en fosas nasales puede causar halitosis. Pólipos, infecciones (rinitis, sinusitis), atresia de coana unilateral, angiofibroma nasofaríngeo, rinitis alérgica, cuerpo extraño en fosa nasal (provoca una inflamación de la mucosa y sobreinfección)1-6.
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Amigdalar: su papel en la halitosis no está del todo claro. En las amígdalas crípticas se puede acumular restos de alimentos y células epiteliales que por efecto de las bacterias anaerobias se descomponen y originan compuestos sulfuro. En las amigdalitis agudas, también se puede apreciar una halitosis transitoria, sobre todo en las que tienen material purulento1-4,6.
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Adenoides: la hipertrofia adenoidea puede ser de tal intensidad que obligue a una respiración bucal, lo que produce una sequedad de la mucosa oral y menor efecto beneficioso de la saliva1,4.
Causas broncopulmonares1-6
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Absceso pulmonar.
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Bronquiectasia: congénita, fibrosis quística.
Causas digestivas
A pesar de lo que se cree habitualmente, la halitosis no suele tener origen digestivo, ya que el esófago suele estar colapsado y no permite el escape continuo de gases del estómago2,4.
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Divertículos faringo-esofágicos: se puede producir la acumulación de saliva y comida, seguida de putrefacción y halitosis1,2,6.
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Reflujo gastroesofágico, hernia de hiato: está alterada la función de cierre del esófago, lo que permite la salida constante de olor gastrointestinal1,2,3.
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Acalasia: hay una falta de relajación del esfínter esofágico, reteniéndose alimento y saliva, y dando lugar a halitosis1,2.
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Infección por Helicobacter pylori: existe gran controversia sobre la relación de este germen con la halitosis. En algunos estudios en adultos se ha visto que la erradicación de Helicobacter conlleva una disminución de la halitosis1-3.
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Hepatopatías, cirrosis: el aliento tiene un olor característico dulzón1,2,4-6.
Causas sistémicas
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Uremia: en la insuficiencia renal se produce una acumulación de urea que se elimina a través de la cavidad oral, dando lugar a un aliento con olor a orina1-3,4-6.
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Diabetes mellitus mal controlada: se elimina acetona por vía respiratoria, apreciándose un olor en el aliento dulzón, afrutado (“manzana reineta”). La diabetes también asocia mayor susceptibilidad a candidiasis oral, enfermedad periodontal y xerostomía, todas ellas causas de halitosis1-6.
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Trimetilaminuria: enfermedad genética en la que no se metaboliza la trimetilamina que se acumula en suero, orina y aliento. Se caracteriza por un olor a pescado en aliento, orina y sudor1-3.
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Fiebre: debido a una respiración oral y disminución del flujo salivar2-4.
Alimentación
Hay ciertos alimentos que tras su digestión producen metabolitos organosulfurados que pasan a sangre y son eliminados a través de la respiración, dando lugar a un aliento característico.
Los alimentos que causan halitosis son: ajo, cebolla, brécol, coles de Bruselas, puerro, cebollino, algunas especias, carne curada (pastrami), café y alcohol1-6.
DIAGNÓSTICO
Se debe explorar cuidadosamente la cavidad oral, valorando los dientes y espacios interdentales, la higiene, el tejido periodontal, la lengua y las prótesis. Es necesario descartar la existencia de úlceras, gingivitis, xerostomía1-3.
La realización de una historia clínica adecuada del niño, nos puede orientar hacia un origen extraoral de la halitosis1-3.
Existen métodos de medición de la halitosis:
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Mediciones organolépticas: valoración del aire exhalado por el examinador.
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Cromatografía de gases: es el método gold standard. Mide los compuestos volátiles del aliento.
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Monitor portátil de sulfuros: permite conocer el contenido total de sulfuro en el aire exhalado1,2,5.
A nivel de Atención Primaria, el método diagnóstico a emplear sería la valoración por parte del pediatra del aire exhalado por el niño, aunque este método supone una valoración subjetiva.
TRATAMIENTO
El tratamiento debe ir encaminado al origen de la halitosis.
Medidas higiénicas
Debemos dar pautas de buena higiene bucal: lavado de dientes tres veces al día, limpiar las superficies interna y externa de los dientes; emplear seda dental para la correcta limpieza de las zonas interdentales; buen cepillado de la lengua, sobre todo de la zona dorsal y posterior, que son el origen más frecuente de halitosis1-6.
Acudir de modo regular al odontólogo.
Tratamiento farmacológico
Se emplean una serie de antisépticos en forma de colutorios o pastas dentífricas que ayudan a controlar la halitosis. Estas sustancias deben cumplir unos requisitos, tener baja toxicidad y no alterar el equilibrio de la microflora natural3,5,6.
Lo más recomendado es emplear los enjuagues por la noche, antes de acostarse y mantenerlos en la boca durante 30 segundos. Valorar antes la capacidad del niño para realizar bien el enjuague (suelen hacerlo bien a partir de los seis años). Es muy importante insistir en que los colutorios son un complemento a la limpieza de la boca, pero no un sustituto y que su efecto dura brevemente (aproximadamente tres horas)2.
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Colutorios con zinc: en forma de citrato, cloruro o acetato. Interfiere en la formación de los compuestos volátiles olorosos. Tienen pocos efectos secundarios1-6.
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Clorhexidina: en dosis altas provoca una alteración en la flora bacteriana, ya que tiene un efecto bactericida. En dosis bajas (0,05%) tiene efecto bacteriostático. Es muy útil en la eliminación de la placa y en las gingivitis. No debe recomendarse un uso prolongado por los efectos secundarios que tiene, como la tinción de dientes y lengua, la alteración transitoria del gusto y el sabor metálico1-6.
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Triclosán: efecto antimicrobiano, en dosis altas es bactericida, y también tiene un efecto antiinflamatorio. Unido al zinc tiene mayor efectividad y un efecto acumulativo, de modo que cuanto más tiempo se emplea mayor es la reducción del mal olor2-6.
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Cloruro de cetilpiridino y cloruro de benzalconio: in vivo tienen una actividad limitada. Deben ir unidos a otros compuestos químicos que faciliten su adhesión a superficies1-3,5,6.
Otras recomendaciones2-4,6
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Beber abundante agua para evitar la sequedad de boca.
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Evitar ingesta de alimentos que favorecen el mal aliento.
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Masticar chicles durante breve tiempo, favorece la producción de saliva.
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En adolescentes, debemos recomendar evitar el consumo de tabaco.
BIBLIOGRAFÍA
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