“La creación del Sistema Nacional de Salud ha sido uno de los grandes logros de nuestro Estado del bienestar, dada su calidad, su vocación universal, la amplitud de sus prestaciones, su sustentación en el esquema progresivo de los impuestos y la solidaridad con los menos favorecidos, lo que le ha situado en la vanguardia sanitaria como un modelo de referencia mundial”. Así comienza el Real Decreto-Ley 16/2012, de 20 de abril, de medidas urgentes para garantizar la sostenibilidad del Sistema Nacional de Salud (SNS) y mejorar la calidad y seguridad de sus prestaciones. Esta norma, con la justificación de la crisis económica, promueve una serie de reformas, muy controvertidas, que pueden afectar a los principios en los que se sustenta nuestro SNS. Afortunadamente, en el caso de la atención a menores de 18 años, no se limita su carácter universal y solidario, ni la equidad en el acceso a los servicios.
La financiación de la atención sanitaria con recursos públicos exige que el gasto en que se incurra esté sometido a criterios de eficiencia. Para ello, el SNS se organiza en dos niveles o entornos asistenciales, en los que el acceso espontáneo de los ciudadanos y la complejidad tecnológica se encuentran en relación inversa. Los servicios sanitarios de primer nivel, Atención Primaria (AP), se caracterizan por tener una gran accesibilidad y la suficiente capacidad de resolución técnica como para abordar íntegramente los problemas de salud de presentación frecuente. El segundo nivel, Atención Especializada (AE), cuenta con los medios diagnósticos y/o terapéuticos de mayor complejidad y coste dentro del sistema, a los que se accede, en primera instancia, por indicación de los facultativos de AP y cuya eficiencia es muy baja sino se concentran adecuadamente.
El RD 137/84 crea las Estructuras Básicas de Salud y establece que los pediatras deberán formar parte de los equipos de AP.
En la Comunidad de Madrid, la Ley 6/2009, de 16 de noviembre (BOCM núm. 274, de 18 de noviembre), de Libertad de Elección en la Sanidad de Madrid, organiza el territorio de la comunidad en un Área Sanitaria única. Esto ha supuesto un profundo cambio en la organización de la AP1, y la posibilidad de elección de hospital por los pacientes (24 hospitales con atención pediátrica en la actualidad que serán 27 en un futuro próximo). Los pediatras de AP tenemos un papel decisivo en la derivación a consulta hospitalaria y en la orientación y consejo a los padres en la libre elección de hospital, somos los “proveedores” de pacientes.
La elaboración de un plan estratégico para los “Servicios de Pediatría y Neonatología en la Comunidad de Madrid en el entorno de la libertad de elección” ha sido promovida por la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid. Este plan estratégico ha sido presentado a los profesionales en febrero de 2012, pero no ha sido aún publicado.
La Comunidad de Madrid ha apostado por un modelo de AE formado por hospitales con muy diferentes sistemas de gestión, con recursos humanos poco equilibrados, con intereses diferentes y en los que el paciente elige centro hospitalario. El plan estratégico parte de un análisis de la situación actual, destacando la existencia de unas Áreas de Capacitación Específica (ACE) cada vez más desarrolladas y en fase de consolidación y una “atomización” de la asistencia pediátrica especializada con la apertura de un gran número de nuevos hospitales.
Las propuestas que se hacen en el plan pretenden consolidar la asistencia de calidad en todos los centros. Entre ellas cabe destacar las referidas a la ampliación progresiva de la edad pediátrica y a la necesidad de adecuar el desarrollo de las diferentes ACE en cada hospital en función de los diferentes niveles de complejidad y especialización de cada Servicio de Pediatría de la Comunidad de Madrid. Recomienda establecer circuitos claros de interrelación o “redes asistenciales funcionales” entre los centros y dentro de cada una de las ACE. Nos parece adecuado que se consulte a los profesionales para la elaboración de este plan estratégico. La coordinación entre los diferentes servicios de Pediatría es sin duda necesaria para que la atomización no lleve a que cada servicio de pediatría desarrolle su cartera de servicios independientemente de los demás y sin unos mínimos de actividad y recursos que garanticen su calidad. Sin duda los pediatras debemos hacer propuestas pero llevarlas a cabo es tarea de la Administración, ya que requieren cambios organizativos.
Promueve, también, el desarrollo de un sistema de registro de datos, tanto asistenciales como de calidad y recursos, unificado y normalizado, que no existe en la actualidad, y la consolidación de la actividad investigadora, la formación continuada y la docencia.
La coordinación con la Pediatría de AP es parte esencial de este plan estratégico. Cuando empezó a elaborarse el plan se efectuaron una serie de propuestas que desde nuestra posición de pediatras de AP consideramos amenazas y que se han logrado evitar: la jerarquización de todos los pediatras de AP en el hospital, la generalización de la figura del facultativo mixto entre AP y AE y la obligación de que los pediatras de AP hiciéramos “guardias” en los servicios de urgencias hospitalarios. La junta de la Asociación Madrileña de Pediatría de Atención Primaria (AMPap) solicitó participar en su elaboración siendo incorporada al comité asesor y realizando una serie de propuestas (http://www.ampap.es/profesion/pdf/2011_plan_estrategico_propuestas_ampap.pdf). Además, varios pediatras de AP han participado en los grupos de trabajo del mismo.
El plan contempla un análisis DAFO de la situación actual de la pediatría de AP, muy completo y que no podemos describir por las limitaciones de espacio de este editorial. Destaca, entre las fortalezas, que existe la evidencia de que los países cuya asistencia pediátrica primaria es llevada a cabo por pediatras tienen mejores índices de salud, son más eficientes y reparten de forma más equitativa los recursos sanitarios entre la población2. Como debilidades se analiza la atención continuada, remarcando que solo está garantizada la atención urgente del niño por pediatras dentro del horario habitual de trabajo de las consultas de AP, los numerosos puestos de pediatras ocupados por médicos sin el título de pediatra, la falta de enfermeras de Pediatría, las deficientes condiciones de trabajo y el escaso interés de las nuevas promociones de pediatras por el trabajo en AP.
Tras este análisis, se hacen las siguientes propuestas de mejora:
La Neonatología tiene un capítulo específico en el Plan donde se exponen las necesidades de coordinación en el alta de los neonatos destacando aspectos de comunicación de la información clínica y la esencial cita precoz en AP para favorecer la lactancia materna.
La elaboración de este Plan Estratégico en la Comunidad de Madrid ha sido una oportunidad para consolidar el modelo de Pediatría de Atención Primaria y para que los pediatras de hospital lo conozcan y valoren. Los objetivos de coordinación han sido definidos y hay un plazo hasta 2015 para su desarrollo. Consideramos estrategias prioritarias a potenciar en todas las comunidades los Coordinadores de Pediatría, la Enfermería pediátrica en el primer nivel y las rotaciones de mínimo tres meses de los pediatras en formación en centros de salud3. Confiemos en que seamos capaces de pasar de las palabras a los hechos y trabajemos juntos en una mejora de la coordinación en beneficio de la continuidad asistencial para nuestros niños y adolescentes.