El síndrome de Klinefelter (SK) fue descrito en 1942 por Klinefelter, Reifenstein y Albright en nueve adultos con ginecomastia, testes firmes y pequeños, azoospermia y elevación de la hormona folículo-estimulante (FSH) sérica1.
En 1959, Jacobs y Strong describen la existencia de un cromosoma X extra (47, XXY) en los pacientes de SK2. Este cariotipo clásico aparece en el 75% de los casos. En el año 2006, la Sociedad Europea de Endocrinología Pediátrica define el SK como un trastorno del desarrollo sexual secundario a una disfunción gonadal global genética, con alteración de las células germinales en época fetal, y de las células de Sertoli y Leydig a partir de la pubertad3.
Tras 70 años de su descripción original, el SK sigue siendo una enfermedad infradiagnosticada por la existencia de mosaicismos, polimorfismos en los receptores androgénicos y alteraciones endocrinas heterogéneas, con diversas variaciones del fenotipo (además de las características típicas de elevación de la FSH y testes pequeños y firmes). Las variaciones del fenotipo dependen de la disfunción gonadal: varían desde signos de déficit hormonal en jóvenes hasta infertilidad en adultos, sin otros signos de hipogonadismo. También influye la falta de sospecha del SK por parte de los profesionales4.
En la infancia, los bajos niveles de andrógenos y la ausencia de producción de esperma, determinan que en la etapa prepuberal únicamente la criptorquidia y otras alteraciones asociadas puedan orientar al diagnóstico; y la mayoría de los pacientes con SK no reciben tratamiento hasta la edad adulta (cuando consultan por testes pequeños y/o infertilidad).
Un 64% de los SK nunca se diagnostica, el 10% se diagnostica prenatalmente y solo un 26% se diagnostica en edad pediátrica o adulta5.
En la Tabla 1 se resumen los signos y síntomas del SK en las distintas etapas.
Tabla 1. Mostrar/ocultar
Se diagnostica de modo casual en la amniocentesis realizada por edad materna elevada, no existen características ecográficas específicas ni marcadores serológicos de cribado. Un aspecto llamativo es que la interrupción voluntaria del embarazo en los SK diagnosticados prenatalmente llega hasta el 70%. La forma en que la información se transmite a los padres juega un papel crucial en esta decisión4.
Si el diagnóstico no se realizó prenatalmente, es muy poco probable que se realice en los primeros diez años (se estima que un 65-75% de los casos nunca se diagnosticará).
La mayoría no presenta signos clínicos característicos, aunque se ha descrito una mayor asociación a diversas malformaciones; además de las genitales (criptorquidia, micropene, escroto bífido, hipospadias), pueden presentar clinodactilia del quinto dedo, paladar hendido, hernia inguinal o hipotonía.
No presentan dismorfias faciales características, pueden tener micropene, testes pequeños y mayor frecuencia de criptorquidia (riesgo relativo: 6,25%; intervalo de confianza del 95%: 3,97 a 9,84). El SK es la alteración genética más frecuentemente encontrada en criptorquidias persistentes (aparece en el 1,6% de las unilaterales y en el 4,2% de las bilaterales)4.
Tienden a ser más altos que la media, con brazos y piernas largas, y cierto hábito eunucoide. Suelen presentar dificultades en el aprendizaje, en el lenguaje hablado comprensivo, en la lectoescritura y en las matemáticas, con un cociente intelectual normal. También muestran dificultades para expresar sus sentimientos y en su socialización, con mayor riesgo de desarrollar alteraciones de la conducta y problemas psiquiátricos. Conocer el diagnóstico es importante para:
El comienzo de la pubertad ocurre de manera espontánea a la edad habitual pero, desde su inicio, los testes se hacen más firmes y nunca alcanzarán el volumen normal (normalmente se detienen en 4-5 ml). Los niveles bajos de testosterona (T) alteran el cociente estradiol/testosterona, favoreciendo el eunucoidismo y la ginecomastia, con menor distribución del vello facial, corporal y genital. La ginecomastia (que aparece entre el 50-88% de los casos) es uno de los signos que llevan a los SK a consultar6. Conocer el diagnóstico en la pubertad es importante para:
El adulto joven consulta por infertilidad o azoospermia y los adultos de mayor edad por signos secundarios al fallo hormonal testicular como disfunción sexual y comorbilidad con alteraciones endocrinas, cardiovasculares, metabólicas, osteoporosis y enfermedades autoinmunes. A esta edad ya existen alteraciones ecográficas testiculares por niveles elevados de gonadotropinas y la T sérica está en el rango inferior de la normalidad. La extracción de esperma testicular asociado a inyección intracitoplásmica de esperma ofrece la posibilidad de ser padres. El diagnóstico temprano posibilita:
La única forma de confirmar el diagnóstico es objetivando un cariotipo 47, XXY o sus variantes (48, XXXY; mosaicismo 46, XY/47, XXY; y varones 46/XX por traslocación del factor determinante testicular del cromosoma Y al X).
Cuando dos o más cromosomas X están en una misma célula (como en mujeres sanas 46, XX o en disgenesias gonadales como el 47, XXY) solo uno es activo. El otro está inactivado y la cromatina X se puede ver como cuerpo de Barr en la periferia del núcleo celular. Por esto, ante sospecha de SK se puede estudiar la cromatina de Barr en frotis de la mucosa bucal, que nos orientará al estudio del cariotipo y a la confirmación del SK8.
El SK es la causa congénita más frecuente de hipogonadismo hipergonadotrópico. Otras causas congénitas son mutaciones del receptor de FSH y hormona luteinizante, criptorquidia, trastorno de la síntesis de andrógenos y distrofia miotónica. Entre las adquiridas, encontramo infecciones (orquitis), radiación, quimioterapia, trauma, torsión testicular, enfermedades crónicas, administración de ketoconazol, glucocorticoides, enfermedades autoinmunes e infección por el virus de la inmunodeficiencia humana, aunque muchos casos se consideran idiopáticos9.
Varón de 12 años y medio que consulta por aumento bilateral y simétrico de ambas mamas. No refiere ingesta de tóxicos, está en tratamiento con metilfenidato de liberación prolongada por déficit de atención y retraso escolar (actualmente repite 5.º de Educación Primaria).
Antecedentes familiares: padre de 51 años, sano, con pubertad normal y talla de 178 cm. Madre de 50 años, sana, con talla de 163 cm y menarquia a los 14 años. Hermano de 15 años sano con criptorquidia tratada con orquidopexia a los 18 meses. Abuelos maternos fallecidos por cáncer.
Antecedentes perinatales: gestación normal de 40 semanas, cesárea electiva por sufrimiento fetal agudo por desproporción fetomaterna. Peso al nacer: 3200 g, talla al nacer: 50 cm. Criptorquidia bilateral. Orquidopexia bilateral a los dos años. Seguimiento en consulta de Neurología pediátrica por retraso escolar diagnosticado de retraso madurativo de etiología perinatal, y déficit de atención.
Exploración física: peso, 46 kg; talla, 152 cm (P75). Hábito marfanoide. Auscultación cardiopulmonar normal. Abdomen normal. Exploración neurológica sin alteraciones. Ginecomastia bilateral. Pubarquia III, axilarquia II. Testes de 3 cc, de consistencia firme. Edad ósea de 12 años.
Ante la sospecha de SK se deriva al Servicio de Endocrinología, donde se realiza cariotipo con el resultado de 47/XXY.
El conocimiento básico de los aspectos genéticos, endocrinos, psicológicos y sociales del SK es limitado. Incluso su manejo y tratamiento básicos todavía están por desarrollar.
Como resumen, nunca es demasiado tarde para el diagnóstico. Cuanto más precoz sea este, mayor beneficio se obtendrá. El tratamiento hormonal precoz en la infancia es todavía debatido y necesita estudios controlados.