Entendemos como gingivoestomatitis la aparición de lesiones inflamatorias, edematosas y erosivas en la mucosa bucal1 (encías, lengua, mucosa yugal, etc.).
En general son procesos autolimitados, pero producen un dolor y unas molestias intensos que conllevan la reducción de la ingesta de sólidos y líquidos por parte del paciente2,3. Esto, asociado a la facilidad para observar las lesiones por los padres, hace de estas entidades un problema habitual de consulta tanto en Atención Primaria como en los Servicios de Urgencias.
Pueden aparecer por diferentes causas: infecciosas (las más frecuentes), traumáticas y por enfermedades sistémicas.
En este artículo nos referimos a los niños sanos sin patología basal ni sistémica, puesto que estos merecerían un artículo aparte.
Guarda especial interés por su frecuencia la primoinfección por el virus herpes simple 1 (VHS-1). Se suele tomar como referencia esta entidad, puesto que es muy frecuente y la actuación en los casos de diferente etiología sería similar, con algunas modificaciones puntuales.
En el caso de la gingivoestomatitis herpética, la trasmisión es por contacto directo4 y el proceso puede durar hasta 14 días2. Las lesiones (que pueden variar en su número) son primero vesiculares y luego ulcerosas, provocando en ambos estadios un intenso dolor que lleva al rechazo de la ingesta2,5, lo que en algunos casos puede provocar deshidratación. Puede acompañarse de fiebre y adenopatías regionales2.
Ante un paciente con lesiones erosivas bucales, en principio hay que atender a los antecedentes personales (quimioterapia, fármacos…), así como vigilar los signos y/o síntomas que impliquen una enfermedad sistémica aún no diagnosticada (inmunodeficiencias, enfermedad inflamatoria intestinal, Kawasaki).
El diagnóstico suele ser clínico, sin que haga falta la confirmación microbiológica1-3,5.
Ante la aparición de cualquiera de las siguientes situaciones hay que derivar a un centro hospitalario, puesto que constituyen criterios de ingreso:
El tratamiento consiste en unas medidas generales (aplicables a casi todos los casos independientemente de la causa) y otras medidas específicas en función de la etiología causante1.
La estrategia principal es conseguir la ingesta hídrica, por lo que hay que controlar el dolor3 bucal y la odinofagia, puesto que la mayoría de los casos son autolimitados.
El punto clave para conseguir el control del dolor y garantizar la ingesta es la analgesia local con preparados tópicos. En este sentido, la lidocaína viscosa al 2%4,5 es la más extendida, aunque algunos autores no consideran que tenga un efecto superior al placebo3. Además, hay detractores de su uso por los problemas que se pueden ocasionar por la ingesta del producto en niños muy pequeños y por las posibles mordeduras en una boca anestesiada4. Probablemente por esta razón hay autores que lo recomiendan menos concentrado1.
Los analgésicos sistémicos habituales (paracetamol, ibuprofeno) pueden ser útiles para controlar otros síntomas asociados, como la fiebre, pero parecen tener poco efecto en el control del dolor ocasionado por las lesiones orales. Algunos protocolos sugieren que los preparados con codeína serían más beneficiosos5.
Como medida de higiene bucal para evitar sobreinfecciones se recomiendan enjuagues con clorhexidina al 0,2%1.
Los corticoides no están recomendados, salvo en casos de complicaciones secundarias2.
Gingivoestomatitis herpética primaria
El tratamiento con aciclovir sistémico reduce la duración de síntomas, mejora la cicatrización de las lesiones y reduce la infectividad1,2,4,6 (grado B).
Aunque algunos protocolos5 no recomiendan su uso en niños sanos, hay autores que sí recomiendan el tratamiento con aciclovir por vía oral (80 mg/kg/día cada seis horas)1 en niños inmunocompetentes antes de las 72 primeras horas de los síntomas (grado B)6.
En algunas publicaciones se reserva para casos con dolor intenso, incapacidad para beber y menos de 96 horas del inicio de los síntomas (grado 2A)4.
Varicela, mano-boca-pie y herpangina
No son necesarios tratamientos específicos2.
Muget
El agente causal más frecuente es la Caándida albicans; se pautará miconazol gel oral 2% tópico cada seis horas durante 7-15 días1.
Infección estreptocócica
Ante sospecha de infección estreptocócica estaría indicado el tratamiento con penicilina V (50 mg/kg/día) cada 12 horas durante diez días1.