PUNTOS CLAVE
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Las inmunodeficiencias (ID) no son una patología frecuente.
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La importancia del diagnóstico precoz se basa en la prevención de daños crónicos y en alguna entidad, inmunodeficiencia severa combinada (IDSC) se trata de una emergencia médica.
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En más del 50% de los casos un hemograma y una cuantificación de inmunoglobulinas pueden orientar el diagnóstico.
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Una vez orientado el diagnóstico de ID o con alta sospecha del mismo es preciso la consulta con el experto.
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El pediatra debe conocer las modificaciones del calendario vacunal para niños inmunodeficientes, así como medidas generales de profilaxis y tratamiento.
INTRODUCCIÓN
Aunque el diagnóstico de ID corresponde a un laboratorio altamente especializado, en más del 50% de las ID se puede orientar el diagnóstico con una correcta anamnesis y exploración física, un hemograma y una determinación de inmunoglobulinas (Ig) plasmáticas, pruebas disponibles en la mayoría de los laboratorios. En algunas entidades como IDSC y síndrome de delección 22q11 el diagnóstico puede ser una emergencia médica1 por lo que es preciso no demorarlo.
ANAMNESIS
Historia familiar
Hay que preguntar sobre consanguinidad y pertenencia a ciertos grupos étnicos, enfermedades y factores de riesgo durante el embarazo, antecedentes de ID, linfomas, enfermedades autoinmunes y abscesos de repetición diagnosticadas en otros miembros de la familia y muertes precoces no explicadas, (sobre todo en hombres por cuadros con herencia ligada a X)2-4. Pero no siempre hay antecedentes familiares5.
Historia personal
Además de una anamnesis general sobre síntomas generales, hay que recoger datos sobre las infecciones padecidas y características de las mismas, momento de inicio, tipo, número, localización, gravedad, duración, tratamiento y evolución de las mismas, reacciones frente a vacunas y situaciones de anafilaxia ante transfusiones y datos que pudieran orientar a una patología concreta como retraso en desprendimiento del cordón umbilical en déficit de adhesión leucocitaria (LAD)4.
Hay que investigar la posibilidad de ID secundaria y valorar factores de riesgo para infección por virus de la inmunodeficiencia humana (HIV), así como tratamientos inmunosupresores (incluidos corticoides) y enfermedades crónicas.
Se debe registrar la administración de inmunoglobulinas u otros hemoderivados que, además, pueden interferir con el diagnóstico3,4.
Exploración
Una exploración normal no excluye la existencia de inmunodeficiencia.
Puede constatarse la ausencia de tejido linfoide, ausencia de amígdalas y adenopatías no palpables en agammaglobulinemia ligada a X (ALX) o IDSC y hepatoesplenomegalia y adenopatías aumentadas de tamaño en Inmunodeficiencia variable común (IDVC), déficit de IgA e infección por HIV y adenitis supurada en enfermedad granulomatosa crónica (EGC). Se pueden observar secuelas de infecciones previas o patología crónica como acropaquias.
Es frecuente observar en las ID alteraciones cutáneas: eccemas severos, granulomas, vasculitis y otras lesiones autoinmunes.
Puede haber alteración del crecimiento y desarrollo2-4.
En la tabla 1 se muestran los datos de historia y exploración física de interés para el diagnóstico de ID.
Tabla 1. Mostrar/ocultar
Es posible encontrar rasgos dismórficos y datos en la historia que orienten al diagnóstico de algunos síndromes que asocian ID4-7 como los que figuran en la tabla 2.
Tabla 2. Mostrar/ocultar
Pruebas de laboratorio (primer nivel)
Es preciso evaluar los resultados de acuerdo a los valores de referencia para cada edad. (tabla 3).
Tabla 3. Mostrar/ocultar
Hemograma
Con recuento de células sanguíneas, que debe hacerse en números absolutos, no en porcentaje. Informa sobre número de linfocitos y neutrófilos así como datos indirectos que orienten a patologías concretas. Puede encontrarse:
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Linfopenia: los valores de linfocitos varían según la edad y el laboratorio. Para algunos autores una cifra inferior a 1500 linfocitos en pacientes mayores de cinco años e inferiores a 2500 en niños menores, es un dato que orienta a ID celular, para otros la cifra sería de menos de 4000-4500 linfocitos/ml en un lactante menor de un año y si es inferior a 2500/ml, debería descartarse IDSC5.
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Neutropenia: cifras inferiores a 1000 en menores de 12 meses y a 1500 en mayores de 12 meses.
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Elevación en cifra de neutrófilos: debe hacer sospechar LAD. Pueden verse datos indirectos como:
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Trombocitopenia y plaquetas pequeñas en el síndrome de Wiskott-Aldrich.
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Gránulos gigantes en neutrófilos en el síndrome de Chediak-Higashi5.
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Cuerpos de Howell-Jolly en hematíes en asplenia congénita.
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Trombocitosis sugiere inflamación crónica.
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Eosinofilia sugiere alergia.
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Anemia, algunas como la drepanocitosis favorecen las infecciones.
Pueden verse linfopenias y neutropenias transitorias en el seno de infecciones, por lo que estos hallazgos deben ser confirmados y si persisten ser estudiados8.
Bioquímica básica
Con glucosa, función renal, hepática y electrolitos. Informa sobre patología de base y pueden encontrarse datos indirectos que orienten a patologías concretas.
Puede presentarse hiperuricemia en déficit de nucleótido fosforilasa, hipocalcemia en síndrome de DiGeorge, hipoglobulinemias en hipo o agammaglobulinemias e hipoalbuminemia e hipocolesterolemia en malnutrición5.
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Cuantificación de Ig séricas: informan sobre función humoral. Se deben cuantificar IgG, IgM e IgA para evaluar hipogammaglobulinemia, e IgE.
Si se detecta una hipogammaglobulinemia hay que determinar albúmina para descartar pérdida proteica. Según los valores obtenidos el diagnóstico se puede orientar a3,5:
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IgG menor de 100 mg/dl con IgM e IgA ausentes, en niños mayores de seis meses, IgG menor de 200 y suma de IgG, IgA e IgM menor de 400, o ausencia completa de IgM o IgA tras la infancia sugiere agammaglobulinemia congénita.
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IgG baja pero superior a 300 mg/dl, sugiere hipogammaglobulinemia transitoria de la infancia.
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Hipogammaglobulinemia en niño mayor o adulto sugiere IDVC o algunas formas de agammaglobulinemia de Bruton.
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Niveles de IgG e IgA bajos, con IgM normal o alta: síndrome de hiper-IgM.
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Elevación de inmunoglobulinas, hay que descartar EGC o síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA).
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Aumento de IgE. Cifras de IgE sobre 100 puede deberse a situaciones de asma, alergia o eccema. Cifras superiores a 2000 sugieren síndrome de Hiper-IgE.
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Cuantificación de subclases de IgG: en pacientes con disminución de IgG total y pobre respuesta de anticuerpos tras vacunación3.
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Serología HIV9: además de bioquímica y hemograma ya mencionados, para excluir inmunodeficiencias secundarias.
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Otros: pueden encontrarse como hallazgos en estudios radiológicos datos que sugieran algunas entidades como ausencia de timo y tejido linfoide, alteraciones costales y vertebrales en déficit de adenosín deaminasa (ADA), alteraciones cardiacas y de grandes vasos en síndrome DiGeorge.
Pruebas de laboratorio especializado3,7
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Medición de anticuerpos específicos contra antígenos proteicos: informa sobre función humoral, mide la funcionalidad de la respuesta frente a tétanos, o polisacáridos como el neumococo. Hay que valorar de acuerdo al estado vacunal del paciente.
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Subclases de linfocitos, y cuantificación de células NK: indicado si se sospecha defecto en células T o B, en linfopenia severa o persistente o presencia de infecciones por oportunistas7. Cualquier alteración de estos resultados debe confirmarse y continuarse de estudios funcionales de esa subclase.
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Hipersensibilidad retardada frente a antígenos a los que el paciente ha sido expuesto previamente mediante una intradermorreacción cuya respuesta se mide a las 48-72 horas. Estudia la función celular.
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Estudios de función humoral in vitro: midiendo producción de inmunoglobulinas frente a mitógenos, citocinas y anti-CD40.
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Estudios de función celular in vitro: valoran la proliferación de células T y la producción de citocinas en respuesta a mitógenos o antígenos específicos.
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Respuesta oxidativa de fagocitos con dihidrorhodamina.
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Defectos de adhesión de leucocitos: CD11 y CD18 ausente en LAD 1 y CD15 en LAD 2.
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Estudio del complemento con CH50 y AP50: en pacientes con sepsis recurrente o por Neisseria. CH50, explora la vía clásica, AP50 la vía alternativa y si una de ellas o ambas están disminuídas se determinan niveles de los factores.
Diagnóstico
El diagnóstico debe completarse con información sobre opciones terapéuticas, pronóstico y consejo genético, por lo que si se confirma alguna patología hay que hacer estudio molecular y genético. En los casos de patologías con herencia recesiva ligada a X hay que identificar a las portadoras.
Es posible realizar diagnóstico prenatal en algunas entidades.
De Vries9 contempla un protocolo diagnóstico escalonado para el diagnóstico de las ID primarias a partir de ocho modelos de presentación clínica, y con el diagnóstico diferencial de cada uno de ellos respecto a otros procesos de etiología no inmune, y Bonilla7 ofrece una revisión exhaustiva de gran parte de los cuadros concretos con algoritmos para el diagnóstico y el manejo terapéutico.
Tratamiento
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Prevención general: mantener aislamiento y ambiente estéril según los casos.
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Inmunizaciones del niño con ID10:
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Vacuna oral de poliovirus contraindicada en todos los casos por posibilidad de infección diseminada o enfermedad paralítica.
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Vacuna triple vírica, no debe administrarse en las ID celulares, combinadas ni humorales.
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Vacuna de la varicela está contraindicada en ID congénitas, celulares o combinadas, pero no en las humorales y déficits de IgA.
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Las vacunas BCG y rotavirus no deben utilizarse.
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En las deficiencias del sistema mononuclear-fagocítico únicamente esta contraindicada la vacunación con BCG.
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Las vacunas muertas pueden ser administradas en todos los casos tanto en déficit de la inmunidad celular como humoral.
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La vacuna antineumocócica 13-valente está indicada por debajo de los cinco años con pauta de vacunación secuencial con la polisacárida 23-valente a partir de los dos años. Por encima de los cinco años se utilizara solo la 23-valente.
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La vacuna antigripal se debe administrar anualmente en todos los tipos de inmunodeficiencia primarias.
Conviene vacunar a familiares susceptibles con vacuna antivaricela y vacunación antigripal anual.
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Profilaxis específica: profilaxis en ID celulares, frente a Pneumocystis jiroveci con trimetoprim-sulfametoxazol (150 mg/m2 de trimetoprim y 750 mg/m2 de sulfametoxazol) tres días o todos los días a la semana y frente a Aspergillus con itraconazol. En EGC profilaxis de las infecciones bacterianas con trimetoprim sulfametoxazol a las dosis indicadas y profilaxis de las infecciones por Aspergillus con itraconazol5.
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Tratamiento general: tratamiento precoz de las infecciones con antibiótico empírico tras recoger cultivos.
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Tratamiento específico1,7:
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Trasplante de médula ósea en IDSC y se puede considerar en algunas ID celulares y algunos defectos de fagocitosis.
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Terapia sustitutiva con Inmunoglobulinas intravenosas (IgIV) o subcutánea (IgSC) en Agammaglobulinemia ligada a X y autosómica recesiva (XLA, ARA) o IDVC y en combinadas previas al trasplante. Se pauta cada 3-4 semanas para mantener IgG > 500 o a veces > 800, además del tratamiento de las infecciones.
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En alguna entidad se administran interferón, citocinas y serían susceptibles de terapia génica.
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Otros:
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Si se necesita transfundir a pacientes con ID de células T, se deben administrar productos irradiados, para evitar enfermedad injerto contra huésped y no utilizar como donantes a familiares que puedan ser potenciales donantes de médula, para evitar sensibilizaciones antigénicas4,5.
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No debe administrarse inmunoglobulina IV hasta estudiar al paciente, puede negativizar un estudio durante meses.
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Control de función pulmonar7.
ALGUNAS ENTIDADES
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Déficit de IgA: es la inmunodeficiencia más frecuente (1/300-700), cursa sin síntomas en la mayoría de casos, aunque puede producir infecciones respiratorias y gastrointestinales recurrentes, también puede asociar enfermedades autoinmunes, como enfermedad celiaca, y las personas que lo padecen pueden presentar reacciones anafilácticas frente a hemoderivados. En algún caso puede progresar a IDVC.
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Inmunodeficiencia variable común (IDVC): hay disminución de cifras de IgG, IgA e IgM y mala respuesta a la inmunización en ausencia de otra ID. Tiene dos picos de frecuencia en la edad de inicio, en preescolares y en la segunda o tercera década de la vida. Los pacientes afectados presentan neumonías, sinusitis, OMA, conjuntivitis, enfermedad crónica pulmonar, bronquiectasias y síntomas gastrointestinales.
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Inmunodeficiencia combinada severa (IDCS): en este cuadro hay ausencia de inmunidad celular y humoral por lo que los pacientes presentan infecciones graves recurrentes por cualquier tipo de gérmenes, virus, hongos, oportunistas… Asocia diarrea crónica, fallo del crecimiento, enfermedad injerto contra huésped y tiene un pronóstico fatal en primer año de vida.
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Déficit de subclases de IgG: déficit de niveles de una o más subclases de IgG. Usualmente es asintomática aunque puede presentarse con infecciones virales o bacterianas recurrentes.
BIBLIOGRAFÍA
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Bonilla FA, Bernstein I, Khan DA, Ballas ZK, Chinen J, Frank MM et al. Practice parameter for diagnosis and management of primary immunodeficiency. Ann Allergy Asthma Immunol. 2005;94:S1-64.
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Bonilla FA. Laboratory evaluation of the immune system. Uptodate. Última revision mayo 2010. www.uptodate.com [consultado el 21-10-2010].
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De Vries E. Patient-centred screening for primary immunodeficiency: a multi-stage diagnostic protocol designed for immunologist. Clin Exp Immunol. 2006;145:204-14.
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de Juan Martín F. Vacunación en niños con patología de base. Inmunodeprimidos. Libro de ponencias del 58 Congreso de la Asociación Española de Pediatría. Zaragoza, junio 2009. p. 296-300.
LECTURAS RECOMENDADAS
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Bonilla FA, Bernstein I, Khan DA, Ballas ZK, Chinen J, Frank MM et al. Practice parameter for diagnosis and management of primary immunodeficiency. Ann Allergy Asthma Immunol. 2005;94:S1-64.
Es una revisión exhaustiva de gran parte de los cuadros concretos con algoritmos para el diagnóstico y el manejo terapéutico.
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De Vries E. Patient-centred screening for primary immunodeficiency: a multi-stage diagnostic protocol designed for immunologist. Clinical and Experimental Immunology. 2005;145:204-14.
Alto interés porque contempla un protocolo diagnóstico escalonado para el diagnóstico de las ID primarias a partir de ocho modelos de presentación clínica, y con el diagnóstico diferencial de cada uno de ellos respecto a otros procesos de etiología no inmune.